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La carta a los reyes magos

Jaimito estaba escribiendo una carta a los Reyes Magos en vista de que ya era Navidad.  - Queridos Reyes Magos: Me he portado muy bien este año, por favor regálenme una bicicleta y una consola de videojuegos. Atentamente, Jaimito.  Dobla la carta, la pone en un sobre y la lleva al buzón de correos. Por el camino pasa por la iglesia donde tienen un belén montado en la puerta. Jaimito se fijó en la figurilla del niño Jesús siendo adorado por los Reyes Magos. Mira la figurita, mira a la carta, se arrepiente y rompe la carta y vuelve a casa para escribir una nueva. - Queridos Reyes Magos:  Es cierto que no me he portado tan bien este año, pero creo que por las acciones buenas me merezco una bicicleta y una consola de videojuegos. Atentamente, Jaimito. Dobla la carta, la pone en un sobre y se vuelve a encaminar al buzón de correos. Al pasar nuevamente por la iglesia vuelve a cruzarse con la figurilla del niño Jesús y, como la otra vez, se arrepiente y vuelve a casa. Rompe

Centro psiquiátrico

En su primer día de trabajo como psiquiatra, un joven mantiene una entrevista con la directora del centro psiquiátrico. El joven confuso todavía por su inexperiencia le pregunta a la directora que qué criterio se usaba en el centro para definir si un paciente debería o no ser internado. - Hacemos una prueba. Llenamos una bañera, luego al paciente le ofrecemos una cucharilla, una taza y un cubo y le pedimos que vacíe la bañera. En función de cómo vacíe la bañera, sabemos si hay que internarlo o no y con que tratamiento empezar. - Ah, entiendo. Una persona mentalmente sana usaría el cubo porque es más grande. - Eh. Una persona sana quitaría el tapón de la bañera. Usted qué prefiere: ¿una habitación con o sin vista al jardín?

El sexólogo

Una pareja pide cita con el sexólogo porque llevan un tiempo mal en sus relaciones. El sexólogo les pide desnudarse y que lo hagan en el diván frente a él. Observa minuciosamente el acto y al terminar les dice que todo indica que nada está mal con ellos.  Tras una semana vuelven a pedir cita con el sexólogo y la historia se repite; vuelve a decirles que todo está bien. Sin embargo, piden cita 5 veces más durante ese mes. Extrañado, el sexólogo les pregunta que si no tienen ningún problema de verdad, por qué van tanto a su consulta. El hombre le contesta:  - Verá, ella es una mujer casada y no podemos ir a su casa. Yo también estoy casado, por lo que tampoco podemos ir a la mía. El hotel más cercano de la zona cuesta 60 euros y usted nos cobra 50 por sesión y tengo un seguro que me reembolsa el 50 %.

El repelente

- ¡Ah! ¡Malditos mosquitos!  - Ponte repelente.  - ¡Madre mía! ¡Qué ingente cantidad de dípteros nematóceros!.

Manolo

Un hombre está tranquilo en su casa leyendo el periódico y recibe una llamada. Contesta y al otro lado, con una voz distorsionada, le habla una  voz que le dice que su mujer se está acostando con otro señor, y cuelga. El tío preocupado, decide tomarse un día libre en el trabajo y se esconde cerca de su casa en un sitio donde puede vigilar la puerta de su portal. A las dos horas se baja de un coche con chófer un señor muy elegante, con un traje de los caros y con planta de actor de Hollywood. Sonríe amablemente y le suelta una propina de 100 euros al conductor. Se acerca sigilosamente al tipo, y observa que se trata de Manolo, su mejor amigo desde siempre. Un hombre simpatiquísimo con el que ha vivido mil experiencias y al que le cuenta todo, desde los problemas maritales, hasta los momentos más alegres. Al marido se le cae el alma a los pies por la traición. Se acerca un poco más y ve como lleva una caja de chocolatinas discreta y con pinta de carísima y una bolsita de una
Va un joven a una farmacia:  - Oiga, ¿me puede vender un preservativo?, porque esta noche voy a cenar con la familia de la chica con la que salgo desde hace tres meses y después, a ver si cae. Bueno me va a poner dos, porque esta chica tiene una hermana que no está nada mal, e igual cae también. Bueno, mejor me va usted a dar tres porque la madre es una cachonda que le pone los cuernos a su marido y ya metidos en harina...  Llega la hora de la cena y el chico llego a la casa de la chica con la que sale y lo reciben atentamente y lo sientan a la mesa. Una hora de silencio incómodo, con el chico con la cabeza agachada casi metida en el plato y con el rostro totalmente pálido. Al acabar la cena, los dos chicos se van de casa y ella le dice a él. - Pero tío, no sabía que eras tan tímido.  - Ni yo que tu padre era farmacéutico.

El champú

Un lepero le dice a otro:  - Oye, pásame el champú.  - Pero si ahí en el baño ya tienes uno.  - Si hombre, pero éste es para cabello seco y yo ya me lo he mojado.