Una señora en una avión se sentó al lado de un cura: - Padre, ¿puedo pedirle un favor? - Por supuesto, hija. ¿Qué puedo hacer por ti? - Mire, Padre, compré una finísima plancha para el cabello para llevarle de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene en caja cerrada y sé que sobrepasa el valor permitido para la aduana, y tengo miedo de que me la quiten. ¿Será posible que usted la pase por la aduana por mi? Se me ocurre que quizás, debajo de su sotana. - Me encantará servirte, hija mía, pero debo advertirte: No puedo decir una sola cosa que no sea la verdad. - Lo entiendo Padre, seguro que no le pongo en ningún apuro. Se bajaron del avión y fueron a la zona de objetos que declarar. El policía se acerca al cura y le dice: - Padre, ¿trae algo que declarar? - De la cintura para arriba, no tengo nada qué declarar - ¿Pero qué respuesta es esa Padre? Entonces, ¿De la cintura para abajo? - Llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres, pero que hasta es