El W.C.

Una familia pasaba sus vacaciones en Escocia, y en uno de sus muchos paseos observaron una pequeña casa de campo que les encantó como casa vacacional para el año siguiente. Así que aprovecharon para averiguar quién era el dueño, y resultó ser un pastor de la Iglesia Anglicana, al que se dirigieron para pedirle que les mostrara la finca. El propietario amablemente así lo hizo; y tanto por su comodidad, como por su situación, la casa fue del agrado de la familia, que quedó comprometida para alquilarla en sus próximas vacaciones.

Ya de regreso de sus vacaciones, se dieron cuenta de que no habían reparado en que no habían visto el servicio, así que decidieron escribirle un correo electrónico al pastor para resolver la duda:

- Estimado señor, hace unos días visité su casa con mi familia y quedamos en arrendarla para nuestras próximas vacaciones y se nos olvidó preguntar por un detalle: nos gustaría saber la ubicación del W.C.

El pastor recibió el correo y no cayó en que W.C. se refería al baño y pensó que que se referían a la cercana capilla que había en la región denominada Wall Chappel. Con este error de partida les contestó con información sobre la capilla:

- Estimada señora, el lugar se encuentra a 12 km de casa, lo que es algo molesto, sobretodo si se tiene la costumbre de ir con frecuencia. Algunas personas llevan comida y permanecen allí todo el día. Algunos van a pie, pero hay un autobús que sale cada dos horas y que le permitirá llegar justo en el instante preciso. Tiene un aforo para 400 personas cómodamente sentadas y 100 de pie. Los asientos están forrados en terciopelo rojo, y hay aire acondicionado para evitar los efectos de las aglomeraciones. Les recomiendo llegar pronto para conseguir sitio sentando. Mi mujer, por no hacerlo así hace algunos años, tuvo que aguantar todo el rato de pie y por eso ya no quiere ir a estos servicios. Si sus hijos lo desean, pueden sentarse con los otros niños y cantar con todos a coro. A la entrada se le da un papel pero a veces no hay para todos, pero es una comunidad muy acostumbrada a recibir gente de fuera y las personas comparte el papel del compañero de asiento; pero al salir debe devolverlo para seguir utilizándolo el resto de la temporada. Todo lo que dejan depositado los que allí acuden, se destina para dar de comer a los pobres huérfanos del lugar. Además hay fotógrafos especiales que toman fotografías a la gente en distintos poses, y luego estas son publicadas en los diarios de esta ciudad, en la sección "sociales", sirviendo a la propaganda de este saludable y santo del sitio.

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