Estaban hablando el alcalde y el maestro del pueblo en la taberna y el alcalde le dice al maestro: - Hoy viene el nuevo párroco. - A ver si dura más que último, ya sabe de la costumbre de las mujeres de este pueblo de cometer adulterio. - Y de llamarlo "tropezar". Supongo que en no muchos días se enterará. El párroco nuevo se instala en la parroquia y comienza el servicio de confesionario: - Avemaria Purísima. - Sin pecado concebida. A ver, hija, ¿Qué quieres contarme? - Padre, confieso que he tropezado. - Pero hija, eso no es pecado. No hay penitencia para eso. Así una tras otra varias mujeres del pueblo. El párroco termina las confesiones, va a la taberna y ve al alcalde, por lo que decide tener una seria conversación con él. - Señor alcalde, estoy muy escandalizado con lo que sucede en este pueblo. - ¡Hombre páter! ¿Ya se enteró? - ¡Como no, si es una plaga! - Pero no se puede hacer nada. - ¿Cómo que no? Si tantas mujeres tropi