En el gimnasio

Un grupo de hombres está en el vestuario de un gimnasio, cuando de repente suena un teléfono móvil tirado en el banco. Todos se miran buscando al propietario del teléfono, cuando de la ducha sale uno y contesta al teléfono dejando el manos libres para poder secarse y vestirse:

- Dígame.
- Hola mí amor. Se te oye muy mal.
- Yo tampoco oigo muy bien. ¿Hola?
- ¿Estas en el gimnasio?
- ¡Si!
- Mira cariño, estoy frente al escaparate de una tienda, y hay un abrigo de pieles precioso. ¿Puedo comprármelo?
- ¿Y cuánto cuesta?
- Casi 3.000 euros.
- ¡Vale! Y cómprate también un bolso a juego. No te cortes.
- ¡Ay sí! ¡Qué alegría amor! Justo antes pase por el concesionario de BMW y he visto un descapotable exclusivo en stock por solo 55.000 euros.
- Pues cómpralo también. Y pide todo los extras y garantías adicionales para que no tengas problemas de aquí en adelante.
- ¡Eres el mejor amor! ¡No sé que te han dado hoy! Ya que veo que estás muy contento, te voy a decir que mi madre se tiene que venir una temporada a vivir con nosotros.
- Bueno vale. Me parece bien. Qué se quede para siempre ¿no?
- ¡Ay, cuanto te adoro mi amor!
- Venga te dejo, que ya me he vestido y tengo que salir.
- Adiós mi cielo.

El señor cuelga y deja el móvil de nuevo en el banco y se larga. Cuando estaba a punto de salir, un señor que oyó asombrado la conversación le pregunta:

- Disculpe. Se deja su móvil en el banco.
- No, no. Si no es mío.


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