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Mostrando entradas de junio, 2017

James Bond

-¿Nombre? - Bond, James Bond. - Bien, Bond James Bond. - No. James y Bond a parte. - ¿James Bonaparte? - James Bond, y ya. - ¿James Bonilla? - Pon 007.

Oftalmólogo

-Doctor: cada vez que tomo café, acabo sintiendo molestias en el ojo derecho. -Entiendo señor. ¿Ha probado a sacar la cucharilla de la taza?

El abuelo

- Mamá, mamá… ¿Puedo jugar con el abuelo? - Bueno, pero después vuelve a enterrarlo ¿De acuerdo?

El serrucho

¿Por qué los de Lepe se abanican con un serrucho? Por que el aire de la sierra es más sano.

Sherlock Holmes y el Dr. Watson

Sherlock Holmes y el Dr. Watson salieron de acampada. Después de una buena cena se fueron a dormir. En mitad de la noche, Holmes se despertó y hablando con su amigo le comentó: - Watson, mire el cielo y dígame qué ve. - Veo millones de estrellas amigo Holmes. - ¿Y qué deduce de eso? - Astronómicamente, me dice que hay millones de galaxias y potencialmente millones de planetas; astrológicamente veo que Saturno está en Leo; cronólogicamente, deduzco que son las tres y diez; meteorólogicamente intuyo que mañana tendremos un hermoso día; ¿ Y a usted que le dice mi buen amigo? - Que nos han robado la tienda de campaña querido Watson.

El pretendiente

Una joven le presentó su último novio a su padre, y éste conversó largamente con el joven. Cuando el chico se marchó, le dice el padre a la hija: - Es un excelente muchacho, hija. Merece una buena mujer. Te recomiendo que te cases con él antes de que la encuentre.

Orgasmos

Una señora de 90 años va al ginecólogo con su marido y el doctor les pregunta: - Señora, ¿Tiene usted orgasmos? - Manolo, ¿tenemos Orgamos o Adeslas?

Paisano en Londres

Va un paisano a Londres de vacaciones tras 40 años sin salir de su aldea, después de diez años aprendiendo inglés a través de Internet. Tras mucho esfuerzo y dedicación, ahorró lo suficiente y ahí se plantó en el aeropuerto con su perfecto inglés y decide alquilar un coche. Enciende la radio para adentrarse más en el idioma y le alegra descubrir que entiende todo. Cuando lleva unos minutos conduciendo por Londres, de repente se corta la emisión de la radio y el locutor comienza a narrar una noticia: - Atención, se alerta a todos los conductores de Londres que hay un kamikaze conduciendo en sentido contrario. ¡Tengan mucho cuidado! A lo que el paisano comenta: - ¿Cómo que uno? Hay miles.

El hostal

Un viajero sin un duro llega al hostal más barato de la región, con la intención de dormir al mínimo coste posible: - Buenas tardes. Quiero una habitación. - No hay habitaciones, tendrá que quedarse en el pasillo. - Acepto. - Y además tendrá que hacerse la cama usted mismo. - No hay inconveniente. - Entonces aquí tiene usted un par de tablas y el colchón.

Me llaman idiota

- Papá, papá, en el colegio me llaman idiota. - ¿Y a mí qué? - A ti cornudo.

Cambios de temperatura

Una mujer acude al ginecólogo y mantiene la siguiente conversación: - Doctor, cuando mi marido y yo hacemos el amor,  a veces me entran unos fríos tremendos y a veces unos calores insoportables. - ¿Cada cuánto hacen ustedes el amor? - Pues mire doctor, dos veces al año: en enero y en agosto.

Pedida de mano

Un padre le dice a su hija: - Hija, ¿te acuerdas de ese señor mayor que vive tres calles más abajo y que tiene una granja de cerdos y que es la mano derecha del Alcalde? - Padre, ¿no estarás pensando en casarme con él? - Sí hija, me ha pedido tu mano y yo se la he concedido. - Pero yo no quiero separarme de mamá. - Tranquila, ella entra en el lote.

En la charcutería

Va un señor a la charcutería y comienza una conversación con el charcutero: - Buenos días. Córteme ese chorizo en rajas pequeñas. El charcutero empieza a cortar y a cortar y cuando lleva un rato pregunta: - ¿Ya? - No, no, siga hasta que yo le diga. El charcutero sigue y cuando le queda ya casi llegó al final del chorizo le dice el hombre: - ¡Pare, pare! ¡Esa es la raja que quiero!

La cortadora de pepinos

Un hombre que trabajaba en una enlatadora de conservas de pepinos en vinagre tuvo la siguiente conversación con su mujer: - Oye María, que tengo una obsesión que me corroe y, aunque te vas a enfadar, te la tengo que contar. - Pero Manolo, dímela. Si no confías en mí, en quién. - Nada María, que sueño con meter el pene en la cortadora de pepinos, y llevo así varios meses. - ¡Ay por Dios, Manolo! Tendrás que ir a un psicólogo. Así esta conversación se repitió noche tras noche durante varias semanas. Harta ya de la obsesión de su marido, la mujer le dijo: - ¡Ay Manolo!¡Pues mételo y no me fastidies más ! El marido perplejo, se pasó una semana sin hablar con su mujer, hasta que un día, llegó sollozando del trabajo: - Manolo ¿Pero qué pasó? - ¿Te acuerdas de mi obsesión por meter el pene en la cortadora de pepinos? - ¡Ay Manolo! ¡Dime que no lo hiciste! - ¡Sí, si lo hice! ¡Pero tú me dijiste que lo hiciera! - ¡Pero Manolo! ¿Y cómo estás? - ¡Me despidieron! - Pero, y la cor

La gasolinera

Debido a la crisis, el dueño de una gasolinera rural no sabe qué hacer para aumentar las ventas de su negocio y así poder afrontar las deudas y mantener su negocio a flote. Le dio muchas vueltas a la cabeza y se le ocurrió poner un cartel que rezaba: "Sexo gratis al llenar el depósito". La medida fue un éxito y pronto corrió la voz por la comarca. Un vecino que nunca echaba en esa gasolinera vio el cartel y decidió llenar el depósito. Tras pagar, preguntó por el sexo gratis, a lo que el dueño de la gasolinera le dijo que para conseguir el premio tenía que elegir un número entre el uno y el diez y, si acertaba, tendría sexo gratis: - No sé, el 5. - Lo siento mucho, el número era el 2. Otra vez será. Dos días más tarde volvió a la gasolinera y después de pagar tuvo que enfrentarse de nuevo a la prueba del número. - El 2. - Lo siento, era el 5. Seguro que la próxima vez aciertas. Otros dos días después volvió a la gasolinera con otro amigo de la comarca y llenó el de

¿En qué se parecen una boda y un divorcio?

En que después de una ceremonia todo es arroz, y después del divorcio, todo es paella.

Arsénico

Una mujer entra en una farmacia y le pregunta al farmacéutico: - Buenas tardes. Por favor, quiero comprar arsénico. - Oiga señora, eso no se puede vender así como así. Es un veneno muy potente ¿Cuál es la finalidad?  - Sí, sí, lo entiendo. Es simplemente para ponérselo en la comida a mi marida. - ¡Pero señora! ¡Qué barbaridad! Eso no se puede hacer; voy a tener que llamar a la policía La señora saca una fotografía de su bolso y le enseña una imagen de su marido practicando sexo con la mujer del farmacéutico. Hubo casi un minuto de silencio, una lagrimilla en la mejilla del marido, momentos de angustia y desesperación. Y el farmacéutico, algo más calmado le comenta a la mujer: - Discúlpeme señora. Con la receta, aquí tiene el arsénico.

El conductor australiano

Un australiano llega a Europa y alquila un coche alemán de alta cilindrada. Olvidándose de que no está en las desérticas carreteras de su lejano país, decide pisar a fondo y pronto pone el coche a 250 km por hora. Una patrulla que estaba vigilando, le da el alto y éste tiene que parar en el arcén, iniciándose una curiosa conversación entre él y la policía: - Le voy a tener que poner una multa por exceso de velocidad, y posiblemente esto tenga consecuencias penales. - Ya pero soy australiano y en Australia se puede ir así. - Aun así iba por el carril contrario. - Pero Australia somos súbditos de la Reina de Inglaterra y circulamos por la izquierda. - No obstante, le voy a multar también por ir con las luces apagadas. - Pero si es de día. - Ya pero en Australia es de noche.