El departamento de publicidad

Un hombre se muere y tiene que pasar por la mesa del purgatorio. Allí es atendido por un ángel chupatintas que se encargará de su expediente. El hombre estaba totalmente seguro de que nada bueno le esperaría porque su vida había sido un poco disoluta y de moral distraida. El ángel le empieza a interrogar.

- A ver qué tenemos aquí. Dígame su nombre.
- Manolo Pérez.
- A ver, a ver, tiene que ir a la Nube N° 43; tome esa dirección y camine unos diez minutos. Está señalada.
- Pero ¿Eso significa que voy al cielo?
- Sí, claro claro. Venga, vaya ya que tengo más esperando.

Llegó a su nube perplejo por haberse ganado el cielo. Pero cuando pasaron las horas, y los días, se dio cuenta de que el cielo estaba sobrevalorado. Allí no había nada que hacer, pero cuando ya llevaba una semana, vio pasar por delante otra nube a toda velocidad, llena de mujeres desnudas, bebiendo y bailando con la música a tope. En la nube 44 había otro señor y le dijo:

- ¿Qué es eso?
- Eso es el infierno.
- Pero, yo lo imaginaba diferente.
- No te lo recomiendo.

El hombre hizo caso omiso de la recomendación de su compañero y se encaminó de nuevo al purgatorio. Espero su turno con impaciencia y cuando le tocó se dirigió al ángel muy nervioso:

- A ver, yo quiero confesar todos mis pecados en la Tierra. He engañado a mi mujer, he sido muy mala persona, jamás di limosna, robé a mis compañeros de trabajo y devolvía las cintas del videoclub sin rebobinar.
- Pero eso me hubiese salido el informe. Dígame su nombre.
- Manolo Pérez
- ¿Manolo Pérez Pérez?
- No... Manolo Pérez García.
- A ver... ¡Ay por Dios! ¡Dios! ¡Seguridad, rápido!

Llegan unos ángeles hipermusuculados que lo arrojan a la nube infernal que pasaba a toda velocidad y al caer se encontró un lugar lleno de fuego, con gente llorando, y muchos diablos con tridentes torturando a las personas allí presentes. El calor era insoportable y nada más llegar ya se arrepintió de su decisión. Se acerca un demonio rojo, con sus cuernos y su rabo con punta de flecha y le dice:

- ¡Ah, desgraciado! Te vas a pudrir aquí en la eternidad. ¿Quién eras en vida?
- Manolo Pérez, pero creo que esto es un error.
- ¿Un error? Adulterio, robo, insolidaridad, maldad y encima mintió a los ángeles; aquí es un ejemplo.
- Pero es que en el cielo vi que aquí había mujeres hermosas desnudas, banquetes copiosos y eterna fiesta con baile y música sensual.
-¡Ah! ¿la nube de las chicas, la bebida y la música? ¡Por supuesto!
- Sí, sí. ¡Mándeme ahí!
- Imposible. Ese es el Departamento de Publicidad.

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