El reloj de oro

Un hombre muy tacaño que jamás había gastado un céntimo de más, llega al final de su vida orgullosos de todo lo que había conseguido en base al ahorro. En el momento en el que sintió que ya todo se acababa, pidió que buscaran a su primogénito porque quería hablar con él. Cuando éste llegó, sacó un reloj de oro de muy bella factura de debajo de la almohada y sosteniéndolo sobre su mano le dijo a su hijo:

- Este reloj lo compró tu tatarabuelo. De él, pasó al bisabuelo. De él, al abuelo. De él, a mi padre y de mi padre a mí. ¿Te gusta el reloj?
- Bueno, padre. No es el momento, pero sí, claro. ¡Me gusta!
- ¡Te lo vendo!

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