Una proposición indecente

Un hombre sentía unas ganas irremediables por practicar sexo con una de sus compañeras de trabajo. Lamentablemente para él, ella estaba saliendo con otro hombre, por lo que sus posibilidades eran realmente pequeñas. A pesar de ello, un día se sintió con fuerzas para decirle algo y se acercó a ella:

- Te doy mil euros si me dejas practicar sexo contigo.
- ¿Qué dices cerdo? ¡Ni hablar!
- Será muy rápido. Te dejo el dinero en el suelo, tú te agachas, y habré terminado en cuanto lo recojas.

Ella lo pensó por un momento y le dijo que lo consultaría con su novio. Rápidamente le llama y su novio:

- Oye, que el degenerado de mi compañero me ha ofrecido sexo por mil euros.
- ¿Qué cerdo? ¿Y qué le has dicho?
- Pues primero le he dicho que no, pero me ha comentado que solo pone el dinero en el suelo y mientras yo me agacho y lo recojo ya habrá terminado.
- ¡Ostras! La verdad es que el dinero nos viene muy bien para casarnos. Y si esas son las condiciones solo tendrías que ser muy rápida. No le dará tiempo ni a bajarse los pantalones.
- ¡Venga! ¡Va! A ver si es rápido.


Después de 45 minutos, llama a su novio y éste le pregunta:

- ¿Qué ha pasado?
- ¡Aquí estoy todavía! El muy cerdo lo tenía todo en monedas de céntimo.


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