El cornudo

Un individuo llegó a su casa a una hora inesperada para sorprender a su mujer, y la sorpresa se la llevó él cuando, al entrar en casa silenciosamente, escuchó unos gemidos y jadeos que venían de la habitación. 

Intrigado y mosqueado se acercó en silencio y, con el puño en el corazón, comprobó como su mujer estaba practicando sexo con un hombre desconocido para él. En ese momento entró en un estado de enajenación transitoria y su primera idea fue buscar algo para matarlos allí mismo. A los pocos segundos, el hombre se tranquilizó y empezó a atar cabos sobre acontecimientos de los últimos meses: 
  • Su mujer iba con ropa nueva, unas joyas espectaculares y zapatos de último diseño.
  • Hace un año más o menos que la mujer dejó de ir a trabajar y el paro no puede dar para tanto.
  • El número de días en los que se comían manjares de lujo como langosta y otros mariscos, vinos de gourmet y productos ibéricos era cada vez mayor; hacía meses que no se probaba en casa la mortadela.
  • Cuando empezó el curso, los niños cambiaron de colegio y ahora iban a otro en el que llevan uniforme. En las últimas notas habían mejorado su rendimiento sustancialmente y hasta estaban más tranquilos, y no había notado una variación en la cuenta corriente. ¡Qué carajo, hacía meses que su esposa no tocaba la cuenta corriente!
  • Y ese todoterreno que conduce su mujer últimamente y que le tocó en un sorteo del mercado, es mucha suerte. Además en la declaración de la renta no figura esa ganancia.

Tras este resumen, vio por el hueco de la puerta a su mujer, una mujer de bandera, espectacular, diez años más joven que él y que aparenta diez menos de los que tiene. Es la envidia de todos sus amigos. Además siempre es amable, y es la mejor madre que sus hijos han podido tener. Maneja el hogar con precisión de manera firme, y si no es por ella hace años que se hubiese desmoronado todo. Y eso lo hacía a pesar de tener una jornada más intensa que la suya cuando trabajaba fuera de casa. Y en la cama, todas las noches... ¡jamás estuvo con una mujer así!

Y ahora este hombre, paga un montón de cosas a mi mujer, nos paga parte de los gastos de la casa y solo viene aquí unas horas por las mañanas, y no todas. Paga la educación de mis hijos, un vehículo familiar.

Salió por el pasillo, salió de la casa por la puerta y cerró despacio para no molestar y se fue a dar una vuelta con el coche. Y reflexionó: ¡Leñe, el cornudo es él!

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