Pirilo
Un empleado de una funeraria trabaja de noche examinando los cuerpos antes de que sean sepultados o cremados.
Mientras examinaba un cuerpo identificado como José Pirilo, comprobó que poseía un pene de tamaño descomunal. El empleado miró a un lado, al otro, y decidió que eso debería conservarlo. Diseccionó el miebro de Pirilo y lo metió en un frasco con una solución conservante.
Lo guardó en su maletín y se lo llevó a casa para enseñárselo a su mujer. Una vez en casa le dijo a su mujer:
- Mira cariño, he traído del trabajo algo increíble.
- ¿Del trabajo? ¿No me habrás traído un cadáver?
- Sólo un trozo.
- Ay por Dios. ¡Qué asco!
- Es que es algo único.
- Bueno a ver.
Al ver el contenido del frasco la mujer se quedó pálida y entre lamentos gritó:
- No puede ser, ¡Pirilo ha muerto!
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