El oso

Un cura, un imán y un rabino quedan todos los lunes para comer y charlas sobre sus comunidades en paz y armonía. En sus discusiones teológicas los tres intentan convencerse mutuamente de que sus creencias son más eficaces para alcanzar la fe. Un día deciden ir al bosque para, con la palabra de Dios, intentar convertir a los osos.

La semana siguiente, vuelven a quedar a su comida semanal y se encuentran el cura y el imán y se extrañan de que no haya llegado el rabino, así que deciden llamar a la sinagoga. Allí les comentan que el rabino está en el hospital, así que deciden y a ver qué le pasa a su amigo.

Por el camino el cura le dice al imán:

-¿Cómo te fue con los osos?
- Pues mira, encontré a un oso muy agresivo, y me puse en dirección a La Meca a rezar tal y como nos enseñó el profeta. El oso quedó tan fascinado que se amansó y me ofreció miel como limosna, oró conmigo hasta el atardecer y está haciendo ayuno hasta la caída del sol toda la semana. ¿Y a ti cómo te ha ido?
- Fue similar. El oso llegó con ganas de devorarme y le leí el catecismo y lo rocié con agua bendita. La semana que viene va a hacer la Primera Comunión.

En eso que llegan al hospital y entran en la habitación en la que estaba el rabino. Le encuentran vendado de cuerpo entero y alarmados le preguntan:

- Rabino, ¿Qué te pasó?
- Nada, que vino un oso muy agresivo, le recité unas plegarias y le convencí de que solo había un único Dios...
- ¡Ah, muy bien! ¿Qué falló?
- ¡Creo que no debió entender bien lo de la circuncisión!

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