La historia de reyes y princesas

- Abuelo, cuéntame una historia.
- ¿Algo de cuándo era joven?
- No abuelo, una verdadera historia, de reinos lejanos y princesas.
- Vale, empieza así:

Había un vez un rey, que tenía una bellísima hija, codiciada por todos los galanes del reino. Pero existía un grave problema: Todo lo que la princesa tocaba se derretía. No importaba lo que fuese: metal, madera, plástico, todo lo que entraba en contacto con sus bellas manos se derretía. 

Por supuesto, todos los hombres la temían y nadie quería estar ella. Su padre, el rey, estaba desesperado. ¿Qué podía hacer para ayudar a su hija? Consultó a todos los magos y hechizeros del reino. Alguien le dio un consejo: Si tu hija toca algo, cualquier cosa, que no se derrita en sus manos, estará curada. ¿Pero qué sería esa cosa? 

El rey decidió convocar una competición en la que podía participar cualquier persona que le diera a su hija un objeto que no se derritiera en sus manos, podría desposar a su hija y heredar el trono del reino. 

Tres jóvenes acudieron al reto. El primero le llevó una aleación de los más duros metales. Pero en el momento en el que la princesa la tocó, se derritió como el hielo. El segundo trajo un diamante enorme, pensando que, por ser la substancia más dura en el mundo, no se derretiría. Pero en cuanto la princesa lo tocó, el diamante se derritió. El tercero se aproximó a la princesa y le dijo al oído: 

- Mete tu mano en en la bolsa de mi pantalón y siente lo que hay ahí dentro.

La princesa hizo lo que el príncipe le había pedido y, de repente se sonrojó. Sintió algo duro. Lo sostuvo en su mano. ¡Y no se derritió! 

El rey estaba inmensamente feliz. Todo el reino se encontraba regocijado. Y así el tercer joven desposó a la princesa y vivieron felices para siempre. 


- Fin.
- Pero abuelo, ¿Qué fue lo que encontró la princesa en los pantalones del príncipe? 
- ¿No lo sabes?
- Unos M&M's por supuesto: Se derriten en tu boca, no en tu mano.


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